LOS HIJOS CON EL PODER DE LA CASA
Síndrome del emperador, también llamado profesionalmente como TRASTORNO NEGATIVISTA DESAFIANTE. Un niño con este trastorno presenta estas características:
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No obedece a las órdenes de los adultos
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Rabia y rencor hacia otras personas
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Tendencia a discutir con los adultos
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Culpa a los demás de sus propios errores y fallos
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Mala relación con sus pares: tiene pocos o ningún amigo porque se apartan de él
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Se mete en problemas en el colegio
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Poca tolerancia a la frustración
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Poca paciencia
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Suele vengarse si considera que ha recibido algún agravio
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Se muestra altamente susceptible
Tranquilos, impulsivos, tímidos… algunos de estos rasgos son heredados o innatos. Sin embargo, lo que está claro es que, para la construcción de la personalidad, el entorno y la familia es fundamental.
No es de extrañar que un niño exteriorice su agresividad de forma constante si se le educa en un ambiente agresivo, en el que imperan los gritos. El niño verá como algo normal ese tipo de comunicación, ya que es lo que ve habitualmente en su casa: La ley del más fuerte.
Se hará con el poder de la casa, y tratará de dominar a sus compañeros y hermanos con tal de no ser él quien se lleve la peor parte.
En algunas ocasiones, es verdad que han sido niños que se les ha tratado de educar desde los límites con afecto, en cambio, se encuentran con un hijo que choca con los valores y la educación inculcada. En este caso, un psicólogo debería hacer una evaluación psicológica al infante para ver qué es lo que le puede estar pasando a nivel emocional para que se comporte de esta manera. Lo que está claro es que algo falla.
Como decía, un niño que recibe gritos, bofetadas, malas contestaciones, incluso agresión psicológica aprende a ser así, agresivo. Sus padres son su modelo a seguir, “si ellos lo hacen será que no está tan mal”.
EJEMPLOS DE AGRESIONES PSICOLÓGICAS A UN NIÑO
CULPARLE INJUSTAMENTE
CULPARLE INJUSTAMENTE
En algunas ocasiones, recaen sobre los niños frustraciones de los adultos. Si uno de los padres se encuentra en un momento de estrés, o ansioso, es habitual que descargue su enfado sobre el niño, en lugar de gestionar mejor su ansiedad, o de poner límites contra quien debiera.
El pequeño no comprende la situación, y termina asumiendo que se ha portado mal, y se acaba pensando que es malo, que haga lo que haga todo saldrá mal. Esta situación hará que el niño se muestre ansioso y su autoestima se resienta, percibiendo la realidad de manera pesimista.
HACERLE RESPONSABLE DE UN PROBLEMA OCASIONADO POR UN HERMANO MENOR O UN COMPAÑERO
HACERLE RESPONSABLE DE UN PROBLEMA OCASIONADO POR UN HERMANO MENOR O UN COMPAÑERO
CASTIGARLE EN EXCESO
CASTIGARLE EN EXCESO
Los castigos desproporcionados angustian, confunden y generan una justa rabia en el niño.
Prueba otros modos de educar, para que cambie su comportamiento y sea consciente de que hace mal por ese camino. Si le castigas en exceso llegará un momento que ni el castigo funcione, porque se habrá acostumbrado a ellos, y además, le harás sentir que es un niño malo. Cuando el niño es castigado de manera desproporcionada, termina pensando que no vale la pena esforzarse, que las cosas nunca le saldrán bien y que, haga lo que haga, da exactamente igual.
Averigua qué es lo que le está pasando para que se comporte de esa manera, habla más de las emociones con él y castiga menos.
RESALTAR ÚNICAMENTE LA PARTE NEGATIVA DE SUS ACCIONES
RESALTAR ÚNICAMENTE LA PARTE NEGATIVA DE SUS ACCIONES
¿Acaso no hace nada bien? ¿No se merece ser aplaudido por algo? Trata de no ser tan exigente o crítico con tu hijo. La conclusión que saca el niño es que todo lo hace mal o insuficientemente bien, y que sus padres nunca estarán contentos con nada de lo que hace.
NEGARLE ATENCIÓN Y AFECTO
NEGARLE ATENCIÓN Y AFECTO
Por muy mal que se haya portado, probablemente se de cuenta y te pueda pedir un abrazo. Pero por mucho que estés muy enfadado por su comportamiento, nunca le rechaces un abrazo. Negarle el afecto a un niño es el mayor daño que se le puede hacer, ya que sentirá que no le quieres.
La mirada complacida de los padres le servirá de estímulo para hacer las cosas bien, para esforzarse más. Aunque se le castigue en algún momento, siempre se le aclarará que se le quiere, que uno está enfadado pero que eso no significa que se le haya dejado de querer.
Los pequeños necesitan sentir esa seguridad y tranquilidad que se les quiere igual pese a que se hayan portado mal.
HUMILLARLE EN PÚBLICO
HUMILLARLE EN PÚBLICO
Aunque para ti sea una bobada, los niños viven las cosas con mucha más intensidad. Probablemente no ayudará en nada que critiques su comportamiento delante de más gente, o que hables de su suspenso con amigos. El colegio es como el trabajo para nosotros, ponte en su lugar y ponte en la cabeza de un niño.
Parecen descabellados estos ejemplos de agresión psicológica-emocional, y aunque en su conjunto nos parezcan detestables, solemos utilizarlas casi inconscientemente.
ENSEÑARLE A CONTROLAR SU AGRESIVIDAD
ENSEÑARLE A CONTROLAR SU AGRESIVIDAD
Un niño agresivo o explosivo se encuentra en un estado de alerta constante en el que casi todo lo puede percibir como amenazante. Es decir, cualquier momento es motivo para explotar y atacar debido a que perciben al otro como enemigo. El más fuerte es quien tiene la razón en este caso.
Uno de los elementos más importantes para que estos niños controlen esa agresividad es aprender a NO interpretar como hostiles señales que no lo son.
Si un niño le empuja, en lugar de pensar que ha sido sin querer o que ambos han sufrido por el hecho, sienten que es un acto de agresión que han recibido, por eso responden con violencia. Es de vital importancia que aprenda a poner nombres a sus emociones, y darle recursos para controlar su enfado.
Ejemplo: Si patalea y llora porque no le compras una gominola, sería totalmente contraproducente darle eso que quiere, porque con ello estaríamos aceptando como buena la expresión desproporcionada de su rabia y frustración.
Lo más correcto sería explicarle tras calmarse, que hablareis del asunto. Una manera para calmar un niño puede ser a través de la contención física, a través del contacto. Tócale poco a poco los brazos, la espalda, que sienta que estás ahí con él, dale un abrazo y poco a poco conseguirás calmarle.
Lo importante es que consiga decir “estoy enfadado”, el hecho de que lo exprese verbalmente y no mediante una rabieta o explosión emocional, jamás debe ser motivo de castigo. El reconocer una emoción, por muy desagradable que sea ésta, no es censurable sino, un buen síntoma de que el pequeño tiene un buen control sobre la misma.
Se les tiene que hacer ver, en cada momento que sea posible, que tienen muchas otras habilidades y virtudes por los cuales merecen ser respetados y queridos. Se les debe poner el acento en esto y no en el comportamiento violento. Demuéstrale, que te sientes orgulloso de muchas otras cosas que tiene el en su manera de ser, haz que se quiera bien, y sobretodo, hazle que se sienta querido por ti con tus palabras afectuosas y detalles en el día a día.
LIMITES:
LOS LIMITES, NORMAS Y PROHIBICIONES DEBEN SER CLARO, PRECIOSOS Y PUNTUALES
LOS LIMITES, NORMAS Y PROHIBICIONES DEBEN SER CLARO, PRECIOSOS Y PUNTUALES
Es preferible que le digas “no quiero que grites, ni que entres en mi despacho, ni que pegues a tu hermano” a decirle…” Quiero que te portes bien”.
SER COHERENTES CON LAS NORMAS
SER COHERENTES CON LAS NORMAS
Al niño le puede confundir que hoy le dejes hacer algo y mañana se lo prohíbas. Si se le ha prohibido ver la televisión entre semana, pero dan un programa que consideras instructivo que lo viera, habría que aclararle que la prohibición se suspende solo para ver eso ya que le será útil.
AMBOS PADRES DEBES ESTAR DE ACUERDO CON LAS NORMAS
AMBOS PADRES DEBES ESTAR DE ACUERDO CON LAS NORMAS
HAZ USO DE TUS HABILIDADES SOCIALES A LA HORA DE IMPONER EL CASTIGO
Éste debe ser correctivo, una consecuencia de su mala acción y no un acto de venganza.
HAZ USO DE TUS HABILIDADES SOCIALES A LA HORA DE IMPONER EL CASTIGO
No busques figuras autoritarias para asustar al niño a fin de que estos se comporten como es debido.
“Ese policía te está mirando así que, si no dejas de hacer de hacer eso, te va a llevar preso”. Cuando se actúa de esta manera, estás desautorizándote. Tu hijo debe portarse bien no por temor a la policía sino porque sus padres se lo ordenan.