CON–TACTO Y EMOCIONANDO
Se oye mucho hablar del sentido de la vista, de cómo percibimos los objetos, incluso de cómo las ilusiones ópticas engañan al cerebro. Y qué decir de las numerosas investigaciones que se han realizado del sistema auditivo.Sin embargo, el sentido del TACTO ha sido mucho menos estudiado, pero actualmente se le está dando la importancia que merece gracias a las nuevas investigaciones que recalcan la importancia de las experiencias táctiles en nuestra vida diaria, sobre todo emocionalmente hablando.
Ya en el seno materno, queda patente la relevancia de este sentido en la vida de una persona. Un embrión siente su entorno, su ambiente, antes de oír los primeros sonidos, o ver los primeros destellos de luz. Los bebés asimilan y exploran a su alrededor gracias al tacto poniendo en la boca todo objeto que les resulta novedoso y estimulante, de ésta forma saben a lo que se enfrentan. Sobre todo, hacen uso de la boca y las manos, ya que al tratarse de los órganos más sensibles, son los más indicados para explorar y conocer mejor el entorno.
Además, la estimulación táctil aporta BENEFICIOS TERAPÉUTICOS en las relaciones sociales. Las experiencias táctiles resultan imprescindibles para la supervivencia de todos los mamíferos. En este caso, necesitamos el contacto humano para el desarrollo corporal y social.
Además, la estimulación táctil aporta BENEFICIOS TERAPÉUTICOS en las relaciones sociales. Las experiencias táctiles resultan imprescindibles para la supervivencia de todos los mamíferos. En este caso, necesitamos el contacto humano para el desarrollo corporal y social.
Seguro que en algún momento, has pensado: “Necesito un abrazo, un gesto de alguien” o incluso sabes a ciencia cierta que la descarga emocional es mayor cuando alguien te abraza que cuando únicamente te desahogas con otra persona.
En este caso, las emociones que nos invaden serían la de SEGURIDAD, ADMIRACIÓN, e incluso la SORPRESA.
EL hecho de que nos toquen, nos reconforta, nos hace sentirnos AQUÍ y AHORA. La persona que me abraza, que me toca, está aquí y está CONMIGO, porque le importo y me ADMIRA, no sólo me ve, sino que me MIRA y con ello me AD-MIRA. Me mira como una persona única e irrepetible y por eso, me ofrece su hombro para que le TOQUE y me apoye sobre él.
Esto mismo, hace sentirnos seguros, que miremos las cosas desde la SEGURIDAD. Es casi imposible poder mirarse y con ello admirarse, si alguien no lo hizo antes contigo. Si alguien no te miró, no te ad-MIRÓ y por ello no te transmitió esa seguridad y confianza que necesita el ser humano para sobrevivir.
«Cuando alguien TOCA, reconforta, admira y contempla a la persona, haciéndole sentir una persona única e inigualable».
Además, como ya he dicho, otra de las emociones que hacen muy bien su función, en este caso, sería la SORPRESA. La persona no espera sentirse tan bien sólo con abrazar a la otra persona, y se siente sorprendido/a, es una sorpresa agradable.
Ese instante en el que las dos personas se tocan, es un momento emocional clave para la persona. Además, con el tacto podemos expresar nuestros sentimientos de modo preciso. Se trataría de un lenguaje propio que siguiendo en ésta línea lo podríamos relacionar con la EMPATÍA. Únicamente tocando el hombro o la espalda a alguien, inconscientemente, demostramos cariño y comprensión y transmitimos la empatía que sentimos por la otra persona.
Los MASAJES INFANTILES aportan numerosos beneficios a los bebés. Los niños prematuros que reciben masajes, a menudo presentan un nivel más bajo de cortisol (hormona del estrés), lloran menos y se recuperan más rápidamente de sus déficits en el desarrollo. En caso de que la madre sufra DEPRESIÓN POSPARTO, estos masajes pueden ayudar a crear un vínculo más fuerte con el bebé, haciendo que el éste desarrolle un buen APEGO con la madre.
Los masajes y las caricias contribuyen a reducir el dolor, el estrés y el miedo, por lo que una suave presión sobre el cuerpo calmaría el sistema vegetativo. Un breve contacto logra crear una atmósfera que aumenta la predisposición y la capacidad de los niños de regular sus propias emociones, facilita el sentimientos de pertenencia, y activa mecanismos neuronales que disminuyen las reacciones al estrés.